La pandemia del COVID-19 sigue siendo uno de los eventos más significativos y transformadores de la historia reciente. Desde su aparición a fines de 2019, el mundo entero se vio envuelto en una lucha contra el virus, que no solo afectó la salud pública, sino que también alteró economías, sociedades y sistemas políticos. Durante los primeros meses, se especuló sobre su origen, pero una de las preguntas clave fue: ¿el COVID-19 se originó en la naturaleza, o fue producto de un accidente en un laboratorio?
En un giro reciente, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) ha reavivado el debate sobre esta cuestión. Según un portavoz de la agencia, ahora es “más probable” que la pandemia haya surgido de un laboratorio, aunque aún no se puede descartar completamente un origen natural. Esta declaración marca un cambio significativo respecto a la postura anterior de la CIA, que había sostenido durante años que no podía confirmar ninguna de las dos hipótesis.
El nuevo giro de la CIA: Un análisis más profundo
Durante la administración de Joe Biden, la CIA ha intensificado sus esfuerzos para obtener una conclusión definitiva sobre el origen del COVID-19. En las últimas semanas de su mandato, el exdirector de la CIA, William Burns, ordenó a los analistas y científicos de la agencia realizar una evaluación más profunda sobre el tema. A pesar de este empuje, la agencia sigue siendo cautelosa, expresando que tiene “poca confianza” en su evaluación actual y considerando que ambos escenarios, tanto un origen en un laboratorio como natural, siguen siendo plausibles.
El cambio en la postura de la CIA se ha dado tras años de análisis y recopilación de información, aunque no está claro qué nueva evidencia se ha presentado o si se ha obtenido alguna prueba definitiva para apoyar esta teoría del laboratorio. Según fuentes dentro del gobierno de Estados Unidos, el objetivo de esta evaluación es llegar a una conclusión clara, dada la magnitud histórica de la pandemia.
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